Preguntas y respuestas sobre el matrimonio
"PARA QUE SATANÁS NO GANE VENTAJA ALGUNA SOBRE NOSOTROS; PUES NO IGNORAMOS SUS MAQUINACIONES" (2 Corintios 2:11)Miremos a unos cuantos asuntos que tienen que ver con el matrimonio, porque la verdad es que pasamos más tiempo en casa con nuestro cónyuge que en la iglesia. Para vivir en armonía con Dios y tu esposo/a has de entender claramente dos cosas:
Primero: El matrimonio es instituido y apoyado por Dios. Él dijo: "No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él" (Génesis 2:18). Bromeando, alguien comentó: "En el día de la boda, todas las parejas son felices; ¡es el vivir juntos lo que causa todos los problemas después!" Una mujer le dijo a su consejero: "Nos divorciamos por razones religiosas. Mi marido dice que es Dios, ¡y yo digo que no!".
Puedes reírte, pero cuando te casas con alguien, lo haces incluyendo todas sus experiencias. Cada uno trae sus "maletas" llenas de ellas. A menos que soluciones qué guardar y qué tirar, pronto se podría crear un gran problema.
Segundo: El diablo ha convertido al matrimonio en uno de sus primeros objetivos. Le encanta promover división y contienda entre las parejas. La Palabra de Dios dice: "para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones" (2 Corintios 2:11). El plan de Dios para tu relación es fortaleza y armonía, no disensión y confusión. Quiere ayudarte a construir una unión firme y amorosa que le glorifique. Para llevarlo a cabo con éxito, ¡tenéis que decidiros que Él sea Señor en cada área de vuestra relación!
"SI OYEREIS HOY SU VOZ, NO ENDUREZCÁIS VUESTROS CORAZONES" (Hebreos 4:7b)
Pregunta 1: Mi cónyuge se empeña en resucitar mi pasado; ¿qué puedo hacer?
La Biblia dice: "De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros" (Colosenses 3:13b). Cuando has sido herido, es fácil reaccionar en la carne en vez de responder en el Espíritu. Recuerda, perdonar es una decisión, pero tener confianza cuando ha sido destruida es un proceso; lleva tiempo reconstruirla. Cuando estás sentado en una silla y se rompe, no te enfadas con ella ni le guardas rencor, sólo que a la hora de sentarte en ella otra vez, lo harás con más precaución.
A menudo, los hombres y las mujeres perciben la confianza de modo distinto. Cuando una mujer ha sido herida, su marido puede pensar que una disculpa debería ser suficiente como para que, inmediatamente, ella confíe en él de nuevo y que siga adelante. Pues, no es así. Dos cosas tienen que ocurrir primero: (1) ¡Caballero, usted debe reconocer lo que ha hecho! No le digas a tu esposa: "Olvídalo, ¡y ya está!". Valora sus sentimientos, aun cuando ella actuara como si no lo quisiera. Reconoce su dolor. ¿Por qué? Porque cuando otros quitan importancia a algo que a nosotras nos duele, eso hace que nos enfadamos más. Sólo cuando nos sentimos comprendidas es cuando nuestras heridas empiezan a sanar; (2) ¡Señora, usted debe asegurarse de que la amargura no entre sin ser apercibida! ¿Que cómo hacerlo? Pues, rehusando estar "destrozada" más tiempo del necesario, y permitiendo que Dios cure tu corazón, restaurando tu amor.
Recordad: "Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones" (Hebr. 4:7b). Cuando Dios te da la gracia para que el dolor desaparezca, ¡recíbela!
Pregunta 2: ¿Cómo puede ser que frente a una pérdida mortal, los hombres reaccionan - aparentemente - de una manera tan distinta a como lo hacen las mujeres?
Después de la muerte del niño que tuvo con Betsabé, David "se levantó..., se lavó..., cambió sus ropas., y comió. Y le dijeron sus siervos: ¿Qué es esto lo que has hecho? Por el niño, viviendo aún, ayunabas y llorabas; y muerto él, te levantaste y comiste pan" (2 Samuel 12:20,21). ¿Por qué, antes de que muriera el bebé, se lamentó David de una manera más intensa que después? Pues porque aunque los hombres se aflijan mucho, no lo suelen hacer tanto tiempo como las mujeres; una vez que algo ha terminado, tienden a recuperarse más deprisa. Esto puede causar problemas en un matrimonio. Muchas veces, los hombres no entienden realmente por qué sus esposas no pueden aceptar que lo que pasó, ya pasó, y que hay que seguir adelante. Escucha la lógica de David: "Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? ...él no volverá a mí" (2 Samuel 12:22,23). La Biblia dice que Dios ".nos consuela., para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación" (2 Corintios 1:4). El paso siguiente de David fue crucial. Él ".consoló. a Betsabé" (2 Samuel 12:24). Observa que él no preguntó: "¿Qué te pasa? ¿Cuándo te vas a reponer de esto?" No, reconoció que, incluso cuando él estaba empezando a recuperarse, su esposa todavía estaba sufriendo. La realidad es que el proceso de sanidad va más deprisa cuando empiezas a identificarte y a consolar a tu compañero/a
Pregunta 3: Mi esposo es un buen trabajador, pero acaba de perder el empleo. ¿Cuál es la mejor manera de pasar por esta situación de incertidumbre económica?
Primero: Recuerda que sólo se trata de un tiempo pasajero. Lo importante ahora es cuidar tu actitud mientras esperas que las cosas cambien. A menos que él fuera perezoso o un despreocupado total, tu marido ya se siente mal o inferior porque no puede proveer para su familia. Ya sabe que los niños necesitan zapatos, que las facturas se están acumulando, y que estás cansada de comer hamburguesas y espaguetis. ¡No sigas recordándoselo!
Segundo: Ahora es el tiempo de apoyarle y de fortalecer su ego, no de debilitarlo. "¿Cómo?", preguntarás. Examinándote a ti misma: ¿Me estoy quejando siempre? ¿Lo machaco recordándole las cosas que no tenemos? ¿Deseo cosas que están ahora mismo más allá de nuestro alcance? ¿Pongo "mi granito de arena" para reducir gastos y hacer que de alguna manera nos llegue el dinero? ¿O estoy malgastándolo en cosas que no son esenciales, comprando cada día en el centro comercial, y queriendo salir a cenar cada noche?".
Tercero: Ahora no es el mejor momento de recordar a tu marido que tu hermano compró un coche nuevo ¡o que vuestro amigo acaba de adquirir una casa grande! Ahora hay que practicar lo que Pablo decía: "he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación" (Filipenses 4:11b).
No lo olvides: este mal momento pasará también, pero cómo lo lleváis decidirá si vuestra relación sale del bache más débil o más fuERTE